Requisitos para exportar alimentos a Estados Unidos: Guía completa para exportadores
Descubre los requisitos clave para exportar alimentos a Estados Unidos, incluyendo registro en la FDA, certificaciones y normativas de inocuidad alimentaria.
Estados Unidos se ha consolidado como una de las potencias económicas más importantes del mundo, no solo por su riqueza, que, según el Banco Mundial, para 2020, su PIB ascendió a 20,95 billones de dólares, sino por la influencia que el gigante americano tiene en las economías de todo el mundo, especialmente en la latinoamericana, y con mayor incidencia entre la industria de los marketeros.
Los principales sectores que aperturan empresas en EE. UU. son los que tienen actividad comercial relacionada con el desarrollo de software, empresas prestadoras de servicios de marketing digital, desarrollo de sitios web, bienes raíces y E-Commerce (Marketplaces como Amazon y Shopify), entre otras cosas, por los beneficios que el país americano le brinda a algunos de estos sectores como, por ejemplo, que estén exentos de pagar el Sale Tax, o impuesto estatal a las ventas.
Cabe aclarar que esto ha venido cambiando, pues la pandemia puso en el ojo del huracán a las empresas prestadoras de servicios digitales de todo el mundo, actitud que desde el 2015 ya se venía generalizando: ningún gobierno quiere perder su trozo del pastel impositivo en un mundo donde los servicios digitales han experimentado un ascenso vertiginoso. Australia, por ejemplo, a partir del 1 de julio de 2017, introdujo su ley de impuestos digitales que, de momento, solo afectará a las empresas digitales extranjeras que presten servicios electrónicos B2C; ellos -dicta la ley- tendrán que aplicar el 10 % del Impuesto Sobre Bienes y Servicios (GST), por sus siglas en inglés.
Del mismo modo, el gobierno canadicense tiene un Impuesto de Bienes y Servicios (GST), por sus siglas en inglés del 5 % que se aplica a la mayoría de las ventas. Algunas provincias cobran un Impuesto provincial adicional a las ventas (PST), por ejemplo, del 5 % en Alberta, Columbia Británica y Quebec; 13 % en Ontario; y 15 % en New Brunswick, Terranova y Labrador, Nueva Escocia, e Isla del Príncipe Eduardo. Eso varía según el servicio que se ofrezca.
Es importante entender que el Sale Tax o impuesto estatal a las ventas, es, por así decirlo, el equivalente a un híbrido entre el ICA y el IVA en Colombia, o el IGV (Impuesto General a las Ventas) en Perú, o Impuesto al Valor Agregado (IVA) en Uruguay, un impuesto que se le cobra al usuario final en Estados Unidos. Es importante aclarar, que esta carga contributiva es estatal y no federal. Diferente al Income Tax, o impuesto sobre la renta, que sí es federal.
Este impuesto en EE. UU. no es una tarifa fija, sino que varía según el estado, por ejemplo, en California es de 7,25 %, siendo este el más alto del país; Connecticut 6,35 %; Minnesota 6,87 %; Virginia 5,3 %; y así sucesivamente. Sin embargo cinco estados están exentos de pagar este impuesto: Oregon, New Hampshire, Montana, Delaware y Alaska.
Estados Unidos está experimentando un cambio generalizado en la política fiscal en lo que se refiere a productos digitales y negocios online, entre otras cosas, porque el gigante americano está a la vanguardia, por eso hoy 31 estados gravan los productos digitales. Los 20 restantes no lo hacen o están en proceso de implementación. En el siguiente link podrás encontrar una lista actualizada con los estados que sí y los que no gravan dichos servicios: Lista de bienes digitales gravados en EE.UU.
Es importante decir que la declaración y pago de impuesto a las ventas va a depender del estado donde se efectúen dichas ventas: en EE. UU. existe el principio de territorialidad, es decir, si una empresa se constituye en Oregon, y la recurrencia de sus ventas, ya sean digitales o no, -y si aplica, dependiendo del estado-, por ejemplo, se efectúan en California, tendrá que pagar el Sale Tax donde se efectúe la venta de ese producto. Por lo general los estados requieren ese pago. Es importante aclarar que esto también está determinado por la ubicación física de la mercancía, es decir, de donde se despacha el producto.
Florida es uno de los estados más atractivos para constituir empresas que prestan servicios de Marketing, entre otras cosas, por la demanda que ofrece el estado peninsular. Para nadie es un secreto que Florida es un referente en el mundo de la tecnología. Adicional a ello, la venta de productos de datos electrónicos como software, datos, libros digitales (eBooks), aplicaciones móviles e imágenes digitales generalmente no está sujeta a impuestos, pero, vale aclarar que si la venta proporciona algún tipo de copia física o medio de almacenamiento físico, esta estará sujeta a impuestos.
Algo parecido sucede en Georgia, donde los productos digitales están exentos de impuestos. El software informático vendido en forma intangible no está sujeto a impuestos.
Caso contrario, Massachusetts, donde, por ejemplo, existe una ley que establece un impuesto para la publicidad en línea del 6,25 % sobre los ingresos brutos de los servicios de publicidad digital.
Para los estados americanos que gravan los productos digitales, la tasa de impuestos varía de entre 1 % al 7 %, según el estado y el tipo de bien digital que ofrezcan, un valor ínfimo comparado con los países latinoamericanos.
En el caso de Colombia, por ejemplo, se aplica el IVA del 19% a los servicios digitales; En Argentina, la Ley 27430 estableció el cobro del IVA del 21% para las empresas extranjeras que brindan servicios digitales en el país; En Chile, el 1 de junio de 2020, se promulgó y entró en vigencia el Impuesto a los Servicios Digitales al Valor Agregado (IVA) del 19%; En México, por ejemplo, la crisis provocada por la COVID - 19, llevó al alza el crecimiento del eCommerce de más del 81% durante 2020, lo que desembocó en la Norma Mexicana de Comercio Electrónico y la entrada en vigor del Impuesto Digital del 16 %; Ecuador del 12 %; Paraguay del 10 % y Uruguay del 22 %.
Llegar al mercado más dinámico del mundo, con más de 330 millones de personas es posible para cualquier latinoamericano; las alianzas comerciales y la protección de activos personales de cada miembro o socio son solo otra de las grandes ventajas que pueden experimentar, no solo los marketeros latinoamericanos, sino el empresariado en general.